Dominar la armonía de las siluetas amplias, los materiales ligeros, el movimiento y la libertad de patrones y colores son elementos que están todos, desde las décadas de los años setentas y sesentas, en la memoria genética de la bohemia. Entre sus piezas más emblemáticas y de elegancia sin esfuerzo están las maxifaldas y los maxivestidos.
Estas prendas regresan una vez más en una fusión de bloques de color, estampados y texturas, siempre en función de la silueta desestructurada, confortable y muy femenina. Cacharel y Etro optan por las referencias más obvias a los días de aquel memorable Happening at Central Park, en que Barbra Streisand se coronaba como la musa indiscutible del Manhattan que abogaba por la paz y el amor.
Las túnicas clásicas retoman su momento con Michael Kors y Missoni. Yohji Yamamoto parece reeditar con esta tendencia aquel momento en que reinó desde Ginza hasta la rue Cambon, mientras que Ralph Lauren sabe que elprint floral y la nostalgia por las maxis, combinan a la perfección