Bárbara Palacios fue coronada en 1986 por el certamen internacional de la belleza como la mujer más hermosa entre decenas de representantes de países de todo el mundo. Fue la primera Miss Universo profesional. La primera en negarse a vestir traje de baño en los ensayos. La primera en pelear por no dejarse cambiar su color de pelo. Fue la primera gran revolucionaria del certamen, porque fue la primera Miss Universo que nunca quiso serlo.
La fama le vino a Bárbara Palacios desde su nacimiento. Sus padres, Jorge Palacios y Bárbara Teyde, fueron dos de las figuras más reconocidas de la farándula venezolana en las décadas de los 60 y 70. Los privilegios de cuna y la belleza heredada de su madre le valieron año tras año la insistencia de los medios de comunicación, que incansablemente le preguntaban cuándo se iba a postular al afamado concurso.
"Desde muy joven me invitaron a ser Miss Venezuela. Todos los años me llamaban y todos los años me negaba. Yo soñaba con ser productora y estar tras bambalinas. Salí en la portada de varias revistas con la leyenda 'Jamás seré Miss'. Me convencieron de ir, pero mi campaña fue ir a hablar de la importancia de estudiar, de ser profesionales, de recordarles a los jóvenes que la belleza va por dentro", recordó Bárbara Palacios, en entrevista con MiamiDiario.com.
Esa imagen abnegada y ese discurso directo la acompañaron después de su victoria en Miss Universo, por lo que se convirtió en la imagen y la representante de varias marcas en Venezuela y Estados Unidos. Volvió a su país con el plan de montar una agencia de publicidad, pero el mercado hispano comenzaba a emerger y las firmas estadounidenses requerían de una figura que hiciera los comerciales de sus productos en español, ya que hasta entonces eran doblados del inglés.
"Fui la primera imagen en español de muchos productos, y comencé a vivir seis meses en Venezuela y seis en Estados Unidos, pero cuando mi hijo mayor iba a entrar al colegio pensamos con mi esposo en dónde radicarnos, y nos decidimos por Miami", agrega.
Al igual que muchas familias inmigrantes, la de Bárbara Palacios tuvo que adaptarse definitivamente al cambio, y se instaló en Weston. Logró salir de Venezuela poco antes de que la situación política cambiara, aunque su intuición siempre le indicó que su tierra se encaminaba hacia los rumbos "de Cuba y el sistema socialista comunista que hoy pasa esa gran fractura económica y social".
La transformación
"Nunca fui modelo, sino imagen corporativa y vocera. Mi tarea siempre fue hablar, representar a las empresas, y así me fui desarrollando como profesional, sin quererlo, inspirando, hasta convertirme en la persona que soy hoy en día, preocupada por llevar un mensaje diferente, inspirador, por promover un estilo de vida", explicaBárbara Palacios.
Comenzó a ver la necesidad de plasmar las conferencias y los mensajes que transmitía, más por petición de sus escuchas que por iniciativa propia, por lo que dio inicio a una de las tantas empresas que alguna vez se prometió nunca iniciar: Escribir un libro. Y como en ocasiones anteriores, la culminó con éxito.
"Así como me dije que nunca sería Miss, dije que nunca escribiría un libro, porque me encanta hablar y así es como siempre me comunico. Escribir mi primer libro fue uno de los retos más hermosos y dolorosos de mi vida. Tanto, que lo considero un parto. Mi tercer hijo. Además, lo escribí en nueve meses", recuerda Bárbara Palacios, entre risas.
La editorial Tomas Nelson tomó el proyecto, y aunque en su momento le sugirió a la autora que alguien le ayudara a escribirlo, ella quiso ser la única artífice en la concepción de su tercer hijo. En 2010, se presentó La Belleza de Saber Vivir.
En 2013 presentó su segundo libro, Lejos de mi Sombra, Cerca de la Luz, y el ejercicio ha dejado a la autora encaminada en esta nueva faceta. Tanto, que se atrevió a augurar un tercero y un cuarto parto literario.
La actividad como escritora la combina con la labor que describe como su "propósito de vida: Ayudar e inspirar a otros, tenderle una mano a quienes más lo necesitan, permitir que se ayuden, que se levanten de una tragedia, que inspiren".
Bajo esos lemas, Bárbara Palacios creó BP Inspiración, firma con centro de operaciones en Fort Lauderdale que hoy preside con éxito, y con la que ayuda a otros emprendedores, compañías, fuerzas de ventas y demás a alcanzar sus metas con métodos de coaching certificados.
"Siempre fui así. Siempre quise ser positiva. Desde el principio, cuando tenía 17 años, siempre trabajé con productos que no fueran nocivos y siempre tomé trabajos que transmitieran mensajes positivos. Siempre con buena actitud y siempre pensando en positivo", concluye.
Desde su propósito de vida, amparada siempre en su profunda devoción y en el convencimiento de que todos sus triunfos se fundamentan en la fe, Bárbara Palacios demuestra que ha enfrentado tantos retos como se ha propuesto.
De la Miss Universo rebelde quedan las anécdotas y la obstinación de no ponerse traje de baño para los desfiles. Pero del empuje de la inmigrante venezolana queda una empresaria, madre, autora, vocera, conferencista e inspiradora. Parece que lo único en lo que Bárbara Palacios es un rotundo fracaso es en prometerse que nunca va a hacer algo más. Y para recordárselo, aún conserva las carátulas de las revistas en las que pregonaba que jamás sería Miss.
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