domingo, 25 de marzo de 2012

PELIGROSA BANDA QUE SECUESTRA Y LLEGO A ASESINAR A MIEMBROS DE LA COMUNIDAD GAY EN BOGOTA


Interceptaciones telefónicas y seguimientos permitieron a la Fiscalía y al Gaula de la Policía descubrir una red de extorsionistas, integrada por barranquilleros que, en Colombia y Venezuela, secuestra y asesinaba a empresarios gay.
El modus operandi de la banda ha sido develado por víctimas, testigos y exintegrantes que han decidido colaborar con las autoridades. Entre ellos, un joven homosexual, carismático y bien parecido, que era el señuelo para llegarles a las víctimas escogidas luego de averiguar, pormenorizadamente, a qué se dedicaban y el patrimonio que tenían.
El resto de la tarea es lo mismo: una invitación a un sitio íntimo, en especial un apartamento arrendado, donde el empresario es amordazado y maniatado para mantenerlo cautivo; luego contactan a su familia o a su pareja, a quienes les hacen millonarias exigencias con la promesa de que lo dejarán libre una vez reciban el pago, pero el plan final es asesinarlo.
El primer caso. El 23 de diciembre de 2010, en Chapinero, Bogotá, fue secuestrado un empresario cuya identidad es mantenida en reserva por la Fiscalía. Dos días después, desde su celular, los delincuentes llamaron a su socio a quien le exigieron $2 mil millones.
A través del socio, la pareja del secuestrado contactó a los extorsionistas y denunció el caso. Un Fiscal Antisecuestro y Antiextorsión inició la investigación y llegó a pensar que era un caso común, pero en medio de la pesquisa, con apoyo del Gaula, concluyó que estaba frente a una peligrosa red binacional de secuestradores y asesinos, que seleccionan como víctimas a miembros de la comunidad LGBTI.
La primera conclusión de los investigadores en el caso del empresario fue que, por la ubicación de su empresa, las entrevistas con su pareja y a sabiendas de que en Chapinero están la mayoría de bares y sitios de diversión gay, el secuestrado no estaba lejos.
En la negociación que se autorizó para dar con los delincuentes, éstos aceptaron un pago inicial de $50 millones, sin embargo sorprendieron a los investigadores cuando le dijeron a la pareja del empresario que llevara el dinero a Cúcuta, hasta donde se movilizaron la Fiscalía y la Policía.
Ya en la capital nortesandandereana los delincuentes dan otra orden igual de sorpresiva: el 5 de enero de 2011 le dicen al emisario que vaya al puente Simón Bolívar, que divide a los dos países. En ese sitio, en el lado venezolano, le ordenan a la pareja del secuestrado que lance hacia abajo la maleta con el dinero. Los investigadores policiales no pudieron cruzar la frontera y los plagiarios escaparon.
Con las manos vacías, Policía y Fiscalía se encontraron días después con el peor de los escenarios. Habían retomado en Bogotá las pesquisas para encontrar y liberar al empresario, pero su cadáver fue hallado en un parque de la ciudad.
La necropsia arrojó que murió asfixiado con una cuerda, lo que le permitió al Fiscal concluir que lo tenían escondido en un apartamento en plena zona residencial, pues este tipo de asesinatos se cometen, generalmente, para no producir el ruido que haría un arma de fuego.


La fuga de una pareja. Semanas después, llamadas extorsivas desde los teléfonos celulares intervenidos, permitieron establecer que la red criminal continúa operando desde Barranquilla, Bogotá y Cú

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