El hijo del famoso pintor colombiano al final encontró la paz en México, después de pasar dos años y medio en la cárcel y dejar atrás la red de narcotráfico y corrupción que lo había atrapado. Ahora promueve su libro Conversaciones en la cantina, con el que busca entender la política mexicana.
La política fue siempre su gran pasión y con el tiempo se convirtió en su vicio. “Mi padre me lo dijo muchas veces; me pidió que no me metiera en eso y los años le dieron la razón”, dice en entrevista Fernando Botero Zea, hijo del reconocido pintor que ha hecho de la explosión del volumen su firma. De él, dice, heredó el gusto por el arte y el amor al trabajo, pero quisiera también tener su “temple, su calma y su sabiduría”.
El mayor de los tres hijos del matrimonio de Botero y Gloria Zea, gestora cultural que fue ministra del ramo en Colombia, dejó el país que lo vio en la cumbre y en la decadencia para regresar a su ciudad natal, el Distrito Federal, y estar “al fin en paz, en el paraíso”.
EL CAOS DEL PODER
Es inevitable decir su nombre sin pensar en su padre. El pintor es una sombra protectora que, pese a todo, no deja de oscurecer su camino. “Ser hijo de Fernando Botero es un privilegio, una bendición, pero también un gran reto. Tienes que trabajar el doble por labrar tu propio camino y eso siempre quise hacer. Relucir, ser grande, pero desde la política, que pensé era lo mío”, dice Botero Zea.
Fue por esto que, en busca de crear su propio nombre, estudió ciencias políticas en la Universidad de los Andes y un máster en negocios y administración pública en Harvard. No era un improvisado y contaba con el respaldo de su apellido, “que en Colombia siempre fue un símbolo”. Fue concejal de Bogotá por el Partido Liberal de 1988 a 1990. Después, pese a que su padre no lo aprobaba, se unió a la campaña presidencial de Ernesto Samper en 1994. Tras la victoria en las urnas, fue nombrado ministro de Defensa.
En el primer año de gobierno terminó el momento cumbre en su carrera política. En 1995 inició el famoso Proceso 8000, con el que se acusó al presidente de recibir dinero del narcotráfico para su campaña. Poco a poco, uno a uno, fueron acusados todos los miembros de su equipo, incluido Botero.
Quien fuera el jefe campaña de Samper dijo en un inicio que él no estaba enterado de la infiltración del cártel de Cali. Samper se dijo también inocente, pero culpó a Botero. Finalmente, en una entrevista televisiva, Botero Zea pidió perdón por haber mentido y ofreció todos los detalles de cómo Samper coordinaba las transacciones con Gilberto y Miguel Rodríguez Orejuela, líderes del cártel. El juez absolvió al gobernante y de todos los políticos involucrados, Botero fue el único que fue castigado con 30 meses de cárcel.
EN RETROSPECTIVA, ¿CÓMO CALIFICA SU CARRERA POLÍTICA?
Como un gran error. Jamás debí hacerlo, es un episodio en mi vida que lamento muchísimo. Me arrepiento de todo. Desde el punto de vista vital, me siento mucho más feliz y más realizado hoy en día que en esa época. El poder es un vicio tremendo, no imaginas esa fuerza hasta que la sientes. Yo fui víctima de mi propio poder, de mi ambición. El poder te atrapa en un ciclo que no sabes a qué te va a llevar y hoy, que estoy liberado de eso, veo con terror mi pasado.
¿QUÉ LE PARECEN ESTAS SERIES TELEVISIVAS QUE HAN SALIDO INSPIRADAS EN CÁRTELES COLOMBIANOS?
Son maravillosas. Ahora estoy viendo la de Pablo Escobar (Escobar, el patrón del mal) y me sorprende cómo están tan apegadas a la verdad, igual que El cártel de los sapos y todo eso. Yo viví eso en carne propia, fui parte de esas historias, delaté y fui delatado. Es increíble lo bien hechas que están. Se la regalé de cumpleaños a mi papá y me dijo: “Qué horror, no puedo parar de verlas. Son las dos de la mañana y no puedo separarme del televisor”. Son buenísimas.
EL MISTERIO MEXICANO
Su libro Conversaciones en la cantina reúne entrevistas a políticos y analistas mexicanos, 33 en total, a los que nunca trató de ponerles el pie con sus propias declaraciones, sino que quiso “hacer una breve exploración por su mente y sus propuestas”. Cada una se publicó en la revista Estilo México, que forma parte del grupo editorial del que es dueño.
¿CUÁL FUE LA PRINCIPAL REVELACIÓN EN ESTE LIBRO?
Después de 10 años de hacer entrevistas, me di cuenta que en México no hay una evolución de los grandes temas de la agenda. Llevamos ya muchos años peleando por la reforma energética, la financiera, la fiscal. En comparación con otros países, éste está como paralizado en el debate. En términos taurinos, somos muy buenos para la faena, pero nunca podemos meter la estocada.
MENCIONA EN SU LIBRO QUE LOS MEXICANOS TIENEN A LA VEZ UNA VISIÓN NEGATIVA DEL PAÍS Y LA FE DE QUE PUEDEN ESTAR MEJOR, ¿CÓMO EXPLICA ESO?
México va muy bien, hay un avance enorme en democracia y una economía boyante. Pero el discurso público es otro. Hay interés político en magnificar los problemas. Cuando estás dentro del gobierno de alguna forma justificas así que puedas hacer más: “Es tan grande el problema que apenas es esto lo que hemos conseguido, estamos chambeando como se pueda”. Y a la vez hay interés de la oposición en magnificarlo, porque así pruebas una supuesta ineptitud. La violencia, por ejemplo, reconociendo que hay lugares en México que en verdad lo están padeciendo, hay otros países peores estadísticamente. A Brasil no lo relacionas con la violencia, pero la sufre más que México. La diferencia es que aquí el discurso se basa en eso y se magnifica un problema que sí es real, pero manejable.
¿QUÉ OPINA DE QUE EL PRESIDENTE ENRIQUE PEÑA NIETO SEA ASESORADO POR ÓSCAR NARANJO?
Me encanta, me da mucha esperanza. Conozco a Naranjo muy bien, de hecho fue asesor mío cuando fui ministro de Defensa. Creo que su estrategia es importante para México, que es poner el énfasis en la inteligencia y no en la fuerza bruta. Creo que es el primero en cuestionar que haya grandes operativos del Ejército y el despliegue de mucha fuerza, es el primero en recomendar operaciones de inteligencia a muy largo plazo, con operaciones muy sofisticadas y quirúrgicas. Eso ha funcionado en Colombia y estoy seguro de que funcionará aquí.
¿QUÉ LE DICE SU EXPERIENCIA SOBRE EL PROBLEMA DEL NARCO EN MÉXICO?
Comparado con Colombia, es muy manejable. Allá el narcoterrorismo puso de rodillas a la sociedad, eran bombas, asesinatos. Realmente en México nunca hemos llegado a eso y lo peor ya pasó, las estadísticas ya muestran que ha bajado esa violencia. Este es un país muy fuerte, estoy seguro de que lo va a poder resolver muy rápido, en unos cinco o 10 años.
ORGULLOSO BINACIONAL
Fernando cuenta con orgullo que es más mexicano que cualquiera de sus hermanos. Fue registrado en el Distrito Federal y nació en la colonia Nápoles. Lleva ya 15 años viviendo en Polanco y visita una vez al mes a su familia en Colombia, pero para él “la paz y la felicidad” están en suelo mexicano.
Decidió no tener coche y moverse por la ciudad solo en bicicleta, disfrutando del clima y la hospitalidad que, dice, siempre distingue a los mexicanos.
ADEMÁS DE DIRIGIR SU EDITORIAL, ¿QUÉ OTRAS ACTIVIDADES REALIZA?
Juego tenis y soy muy de deportes extremos: parapente, paramotor, buceo, vela, escalar un poco. Valle de Bravo es perfecto para eso.
¿NO EXTRAÑA SU VIDA EN EL PODER Y EN COLOMBIA?
Para nada. No con este clima, esta comida y la buena vida que tengo hoy. Después de todas las cosas que viví, para mí México es el paraíso. Aquí por fin puedo sentirme libre.
tomado del grupo milenio
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